"Me gusta pensar que la poesía,
entre otras muchas cosas,
es el arte de abolir el olvido,
de hacer posible lo imposible"
Guadalupe Grande
"La poesía en un lugar humilde, no es un palacete, sino una casa hecha de adobe." Así de contundente es Mario Obrero, el joven poeta al que tuve el privilegio de conocer hace unas semanas. ¿Se puede conocer a alguien en tan solo unas horas? Mi respuesta es sí, o al menos, tener la certeza absoluta de que tras ese cuerpo menudo, esa sonrisa dulce y esa cabellera rizada, habita un ser humano excepcional.
Y es que en verdad, a poco que observes a Mario Obrero, verás que es transparente como el agua, que posee una personalidad tan arrolladora y un talento tan poco común, que su presencia llega a resultar magnética.
Lo fui a recoger a la estación de tren y hasta Munera lo traje, con todo el cuidado del mundo, como si se tratara de un valiosísimo jarrón de la dinastía Ming que tenía que llegar en perfecto estado a su destino. Hacia el instituto nos dirigimos, aquel chico que podría ser mi hijo y yo. Apenas 21 años (solo 5 años los que le separaban de los chavales que lo esperaban) y nada más entrar al aula, se produjo el milagro. La conexión, el hechizo, el sueño de cualquier maestro, orador o bibliotecaria. Los treinta pares de ojos adolescentes que lo observan con curiosidad no apartan la vista del poeta. Se nota a leguas que se trata de alguien especial. Seguramente ya desde muy pequeño lo era. Me lo imagino escribiendo sus primeros poemas con 7 u 8 añitos. Cuando el resto de sus congéneres le daban patadas a un balón, él escribía versos, titubeantes, inciertos aún, pero versos al fin y al cabo.
Imagino a su madre, maestra de profesión, leerle cuentos y poemas antes de dormir, con el más profundo amor a la palabra y a la literatura. Solo así es explicable el talento de este joven que rezuma sensibilidad por cada poro de su ser. Su verdad es la palabra, en cualquier idioma, en castellano, en gallego, en catalán o en vasco, qué más da. Su poesía, su espíritu creativo, aflora sin remedio hasta en las dedicatorias de sus libros, que decora con bellos dibujos pintados a acuarela.
Sus poemas no nacen para ser entendidos, sino escuchados y recitados, como una dulce melodía que embelesa con la primera nota. La palabra cobra todo el sentido pronunciada en sus labios, porque como él mismo dice, el poeta no sabe el qué, ni el por qué, sino el cómo. Y el cómo, es en su pluma un lugar mágico y maravilloso que habita la otra orilla.
Bajo la humildad más absoluta escucha nombrar sus numerosos e importantes premios, sus títulos nobiliarios como se refiere a ellos, casi sin inmutarse, siempre con una sonrisa. Ay su sonrisa... tan abierta y sincera, que dan ganas de sonreír por imitación.
Desaparece esa sonrisa solo cuando evoca a otros poetas o cuando recita sus versos... Con la serenidad del que domina el tema sobradamente, comienza a hablar de Guadalupe Grande, de Tomás Navarro Tomás, de Juan Carlos Mestre, de Gamoneda... y no puedes entender de dónde procede tal conocimiento, tal sabiduría, tal claridad de ideas y argumentos. Un alma anciana y sabía en un cuerpo de veinteañero. ¿Acaso se habrá reencarnado Lorca en su cuerpo?, me pregunto mientras lo escucho sin dar crédito de lo singular del momento.
"¡Qué maravilla! Este chico tiene que venir todos los años"—me dijeron repetidas veces ese día varias personas, hechizadas, (hechizados todos) bajo su embrujo. Para siempre, irremediablemente. Asombrados por tan increíble talento. Emocionados por lo vivido. Felices por lo compartido.
Gracias, a mi querida Concha Vázquez por ser el punto de partida y de llegada de este encuentro inolvidable. ¡Qué felicidad compartir con ella otra tarde mágica!
A veces, que un gran escritor o poeta cambie los rascacielos, o los edificios, por las casas de pueblo, ya es sí mismo, un pequeño milagro. Así que no me queda más que dar las gracias a Mario Obrero por venir, por querer estar y por regalarnos esas deliciosas horas con su presencia. Gracias porque hayamos disfrutado de un poeta extraordinario en Munera.
Si después de leer está crónica, no te pica la curiosidad y no has ido corriendo a buscar quién es Mario Obrero, sigue leyendo...
" ... los estudiantes de español me recitan al unísono Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas ...
"...ahora soy un poeta de lo desconocido que escribe en una lengua desconocida..."
..."estoy construido con hierba vieja y flores de invierno vivo"
"Todos somos huéspedes de la vida...".
" ..., cumplo dieciséis años y noto mi alma crujir como rodillas adolescentes... Los poetas tienen una caja de lápices que abren cada atardecer mientras lloran en griego "
"Si con un bisturí envuelto en hiedras abriesen mi pecho encontrarían un mar pequeño y tranquilo como gorriones acurrucados en el barro"
"...el que regresa tiene una caja de música y el alma le cruje como una guitarra".
"Quizá sea la poesía ese canto necesario que balbucimos a tientas. Un canto que se gesta..."
"Mi madre me despide con el cordón umbilical en sus manos"
"Les cuento que breva no tiene traducción en inglés, que nunca he ido a una corrida de toros y que Rosalía de Castro tenía una ventana que miraba al mar"
"He soñado con mis ancestros y su olor a patatas robadas los he visto varear olivos con la cara llena de espinas he visto a mis abuelos bailar sobre una montaña de ajos ..."


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Biografía de Mario Obrero
Mario Obrero es un joven y talentoso poeta español nacido en Madrid en 2003. Desde muy temprana edad, Obrero mostró una gran pasión por la escritura y la poesía, comenzando a escribir sus primeros versos a los siete años.
En 2018, con solo 15 años, ganó el Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande, uno de los galardones más prestigiosos para jóvenes poetas en España.
En 2019, publicó su primer libro de poesía, "Carpintería de armónicos", que recibió elogios de la crítica y los lectores. Le siguió "Ese ruido ya pájaro" en 2019, "Peachtree City" en 2021, "Cerezas sobre la muerte" en 2022 y "Tiempos mágicos" en 2024. “Con e de Curcuspín” publicado recientemente es su último libro.
En 2021, se hizo con el Premio Loewe de poesía a la Creación Joven, consolidando su posición como uno de los poetas jóvenes más destacados de España.
La poesía de Mario Obrero se caracteriza por su originalidad, profundidad y capacidad para abordar temas complejos de manera accesible. Su estilo, innovador y expresivo, ha sido elogiado por críticos y lectores por igual.
Además de su trabajo como poeta, Obrero ha demostrado su compromiso con la literatura y la cultura. Ha colaborado con Radio Nacional de España y ha presentado el programa "Un país para leerlo" en TVE, contribuyendo a promover la lectura y la literatura entre el público español.
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