jueves, 3 de octubre de 2024

En la raya del infinito




Estimado Rafael:

Acabo de terminar Valhondo y con el corazón encogido aún por la emoción, escribo sin saber muy bien dónde me llevarán las palabras. 

Después de leer Quercus quise compartir esa maravillosa lectura con todo aquel que amase la literatura. Quizá, porque siempre he pecado de ilusa y nunca he conocido demasiados límites para los deseos, quise traerte a Munera, a mi club de lectura, a mi biblioteca. Me dije: alguien que escribe algo así, tan profundo y tan bien escrito, merece la pena conocerlo y escucharlo. Me puse en contacto contigo por redes y a los pocos minutos estábamos hablando por teléfono.  "Yo no puedo ahora, pero si quieres, te propongo que seáis vosotros los que vengáis aquí, a la ruta Quercus, a Cabañeros". Así de fácil, con esa naturalidad y cercanía de la que hacen gala las grandes personas. Me animaste a escribir una reseña sobre tu novela y la elogiaste con toda la generosidad que te caracteriza. No sabes cuánto te lo agradezco y también que leyeras el resto de mi blog, un verdadero honor para mí. 

Me gustó tanto Quercus, que seguí leyendo el resto de la trilogía y Maquila. También hemos leído los tres títulos en mi club de lectura. Terminamos la temporada con Enjambre y este año la hemos comenzado con Valhondo. A ver qué libros selecciono yo para las próximas lecturas, con lo alto que ha quedado el listón. Pues Maquila, por supuesto... Si está libre será el siguiente en nuestra lista.

Me han emocionado las cartas de tus lectoras que transcribes al final de Valhondo. Supongo que por eso yo también quería dejar constancia de lo mucho que me han gustado tus libros. Si mi madre hubiera ido a la escuela, probablemente también ella te hubiera escrito una carta parecida, en la que te diera las gracias por dar voz a tantas voces silenciadas y por transportarla con tus historias a su infancia de hambre, frío y pobreza, aunque también de felicidad. Se leyó Quercus en apenas dos semanas, todo un record para alguien que lee a trompicones, (aprendió a leer de mayor y tiene que releer a menudo, porque no recuerda lo último leído). Y siguió leyendo Enjambre, Valhondo y Maquila. Todos le gustaron mucho y no sabes lo difícil que es encontrar un libro que comprenda, con un tema que le interese, con letra grande, y además que le guste. Hoy en día es pedir demasiado a lo que nos ofrece el mercado editorial. Imagino que les pasa a muchos mayores, así que lograr lo que has logrado con tus libros me parece ya muy meritorio. 

Por suerte, yo no he conocido esa pobreza que tan bien describes en tus libros, pero está trilogía me ha calado muy hondo. Será por las historias, que te atrapan desde el principio, o por los personajes, que se quedan contigo para siempre. Será por la poesía que rezuma en cada página, o por la presencia constante de la naturaleza, tan bien descrita que casi se huele y se percibe. Será por las verdades como puños que cuentas en tus libros y por tanta sabiduría que transmites con ellos. Por esos localismos y palabras tan nuestras y que no tenemos que buscar en el diccionario.  Por la dureza de las vidas de los personajes, que tan bien nos sabes contar  o por la ironía y el humor que tampoco faltan a lo largo de las páginas. Pero, supongo que uno de los motivos más importantes de que me hayan gustado tanto tus libros es que me han traído muchos recuerdos de mi padre. Durante años fue guarda mayor, primero en la Finca Las Beatas, que quizá conozcas, porque está en Ciudad Real y después en el Coto de Sotuélamos, al lado de Munera. Aunque se trataba de caza menor, el lenguaje era el mismo: las cacerías, los ojeos, los señoritos,  las perdices... Me has devuelto la imagen de mi padre con su uniforme verde o marrón y su sombrero, montado en aquel Land Rover que aparcaba enfrente de casa. Todavía, si te fijas, se pueden apreciar en el suelo las manchas de aceite que dejaba. Irnos con él algún domingo y recorrer el monte echándole pienso a las perdices era una fiesta. "Mira, un espárrago", nos decía desde su asiento en marcha, "¿has visto la seta?, ¿ves el búho en el nido?" Y nosotros no lo habíamos visto, claro que no. Porque él tenía la vista hecha al monte y a la naturaleza. La mirada de un hombre de campo que tampoco fue a la escuela, pero que era más sabio que muchos universitarios de hoy en día. Has hecho regresar a mi memoria ese aspecto tan importante de mi padre y te doy las gracias por ello. 

Quercus es impactante, maravilloso, imprescindible. Enjambre es pura ternura y Valhondo es un auténtico homenaje a los maestros y a la España rural. Con todos ellos he disfrutado, he sufrido, me he reído y me he emocionado. 

Siempre he pensado que un buen libro ha de escocer en el alma, ha de cambiar algo en tu interior, remover conciencias o sentimientos, qué más da. Y sin duda, tus libros lo consiguen. Pero diré más. Tus finales son magníficos. Qué finales... Que difícil cerrar bien un libro. Escribir un buen final es toda una proeza  y Rafael Cabanillas la supera con nota, sí señor. 

Cerrar el libro con una sonrisa en los labios, un brillo en los ojos y el vello erizado es algo que no sucede a menudo, pero que ocurre en cada uno de los libros de esta trilogía.  Eso es un buen final. El broche perfecto a un buen libro.  Un rumor, un eco de voces y palabras que se quedará ya contigo para siempre. Abel, Lucía, Tiresias, y el maravilloso maestro Rafael, que no es otro que el Rafael de carne y hueso, convertido ya también en personaje: don Rafael Cabanillas Saldaña. 

Se llaman lucha, orgullo y dignidad lo que nos ha regalado a los lectores este Quijote llamado Rafael. GRACIAS 

8 comentarios:

  1. Que bien defines lo que son sus libros,me duele que no tengan la repercusión que deberían tener,yo soy devorador de libros,pero los suyos los saboreo,disfruto y me dejo transportar en sus mundos.

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  2. Sí que tienen repercusión sus obras, y están teniendo cada vez más. Solo hay que ver los distintos y distantes lugares desde donde vienen los lectores a las rutas literarias de Rafael Cabanillas. Y eso, en un mundo donde cada vez se leen menos libros, es una proeza.

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  3. Magníficos libros, que además de su calidad literaria, merecen sendas películas, pues son también muy cinematográficos.

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  4. Pues sí, una buena adaptación cinematográfica sería la guinda a su obra

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  5. Si viajas en el tiempo, yo también quiero...😘

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